Noches oscuras y malditas
esperando un sol que jamás llegó.
Derrochando tristezas y lamentos
para alguien que, quizás, ya olvidó.
Esperanzas escapadas de las risas,
sufrimientos miserables
por más caricias.
Y quería amarte sin fin,
sentirte en mí
susurrante al oido que te quiero,
con mis manos ciudar tu cuerpo...
Dormiré tranquila.
Mañana será otro dia
para amarte, más todavia,
desde la lejania.
Ana Diaz Oliveras
Gracies, Ana, altre vegada.
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