Bienvenido a la vida
que esperaba impaciente
como el grito a la herida,
como el agua a la fuente.
Con el puño cerrado,
arrugada la frente
golpeando asustado
a la vida, a la muerte.
De un vientre en sementera
fuiste simiente,
de la vida que espera
una historia pendiente.
Manantial de sonrisas
tu boquita caliente,
en tus ojitos brisas
de tu aurora reciente.
En el pecho que explota
en tu boca caliente,
manantial de la vida
de un cariño impaciente.
De la nada a la vida
tus nueves meses,
hasta el fin de partida
los intereses.
Iras niño pagando
poquito a poco,
no sabrás hasta cuándo,
como, tampoco.
Duerme niño a la vera
de tu sonrisa,
que la vida te espera,
no tengas prisa.
Duerme niño en tu cama
noches celestes,
que te arrulla la luna
no te despiertes.
Nicanor López
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